Llevo varios días escuchando más carnaval (si cabe) y no
para de venir a mi cabeza el título de este post que, como muchos sabéis,
pertenece a la última cuarteta de “Los Gafas”.
Porque si. Porque mi Teatro Falla ya no es el que era. Ni el
concurso, ni el Patronato, ni las agrupaciones, ni los repertorios, ni mucho
menos los aficionados. Lo peor es que no hay que irse muy atrás en la historia
del Carnaval para comprobarlo. Sólo hay que buscar vídeos de hace quince años
para comprobar que esto no va bien.
Aperturas de telón donde el público se vuelca; agrupaciones
que cantan “echando cojones”; innovación, sorpresa, lágrimas, carcajadas y
sobre todo, emoción. Eso era nuestro Teatro Falla cada febrero. ¿Y ahora qué?
Ahora sabemos el nombre de la agrupación para el próximo año al mes de terminar
el concurso. Sabemos el tipo cinco meses antes. Se filtran letras, músicas y
posibles porras de la Final. Se escriben letras propias de esquelas funerarias
para provocar emociones que luego se vean recompensadas con contratos. Se
escriben los cuplés rellenando hojas, sin causar el más mínimo asomo de
sonrisa. Y los aficionados… de nosotros mejor ni hablar. Porque entramos en el
juego del “Sálvame Deluxe Carnavalero” que han montado autores, componentes y
niñat@s que rondan a su alrededor buscando un poco de fama (si, niñat@s). Que
sí no sé quién ha echado a Fulanito… Ahora el guapito de turno lo ha dejado con
la novia, después de ponerle los cuernos mil veces…
¿ESTE ES EL CARNAVAL QUE QUEREMOS? Pensémoslo.
Yo, que llevo muy poquitos años con este veneno, siempre me
paro a pensar en esos que nacen con el carnaval como canción de cuna. ¿Sí yo me
siento así de decepcionada, cómo se sentirán ellos? Ellos que han vivido en
vivo y en directo una preliminar de “El Brujo”, una semifinal de “Capricho
Andaluz” o una final con “Los Piratas”, “El cielo de Cádiz”, “La familia Pepperoni”,
“Los Juancojones”, “Los últimos de Filipinas”, … Eso SI eran finales; eso SI
era Carnaval.
No nos dejemos engañar, el Carnaval no evoluciona, se
degrada, se estropea, y se convierte en todo menos arte. ¿Dónde vemos hoy unos
monjes capuchinos que con su “loco, loco,
loquito,loquito,loco” hagan al público estremecerse? ¿dónde están esos pasodobles
que te ponen “carnecita de gallina”
al escuchar narrar las ilusiones de un embarazo? ¿qué fue de esos finales de
popurrí que “te enrollan con serpentinas”
y que te hacen sentir un viñero más?.
Y no. No somos los forasteros los que enrarecemos el ambiente
en el Falla, pareciendo que se asiste más a un velatorio que a un concurso de
agrupaciones carnavalescas. Son esas faltas de ilusión del aficionado que ya
conoce todos los pormenores y detalles de las agrupaciones meses antes del
concurso; son esas repetidas críticas a la alcaldesa gaditana que quedan muy
bien en el repertorio pero que ya, aburren; es el conocimiento de quien entra
en la final en diciembre; son esos invitados famosos e ilustres que no han
escuchado en su vida una copla de carnaval, pero que abarrotan el Falla el día
de la Final, y gratis.
Quiero un Teatro Falla como antaño. Quiero sentir lo que
siento al ver videos de hace treinta años. Quiero sorprenderme. Quiero vibrar
de la emoción. Y para ello, aficionados, agrupaciones, autores y miembros del Patronato tenemos que cambiar. Tenemos
que mejorar.
Quiero un carnaval de verdad. Esta pantomima ya me está
cansando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario