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domingo, 28 de julio de 2013

“Que este Teatro Falla en la Final ya no es mi Final, ni tu Final…” por @ChicaCualquiera

Llevo varios días escuchando más carnaval (si cabe) y no para de venir a mi cabeza el título de este post que, como muchos sabéis, pertenece a la última cuarteta de “Los Gafas”.

Porque si. Porque mi Teatro Falla ya no es el que era. Ni el concurso, ni el Patronato, ni las agrupaciones, ni los repertorios, ni mucho menos los aficionados. Lo peor es que no hay que irse muy atrás en la historia del Carnaval para comprobarlo. Sólo hay que buscar vídeos de hace quince años para comprobar que esto no va bien.


Aperturas de telón donde el público se vuelca; agrupaciones que cantan “echando cojones”; innovación, sorpresa, lágrimas, carcajadas y sobre todo, emoción. Eso era nuestro Teatro Falla cada febrero. ¿Y ahora qué? Ahora sabemos el nombre de la agrupación para el próximo año al mes de terminar el concurso. Sabemos el tipo cinco meses antes. Se filtran letras, músicas y posibles porras de la Final. Se escriben letras propias de esquelas funerarias para provocar emociones que luego se vean recompensadas con contratos. Se escriben los cuplés rellenando hojas, sin causar el más mínimo asomo de sonrisa. Y los aficionados… de nosotros mejor ni hablar. Porque entramos en el juego del “Sálvame Deluxe Carnavalero” que han montado autores, componentes y niñat@s que rondan a su alrededor buscando un poco de fama (si, niñat@s). Que sí no sé quién ha echado a Fulanito… Ahora el guapito de turno lo ha dejado con la novia, después de ponerle los cuernos mil veces…

¿ESTE ES EL CARNAVAL QUE QUEREMOS? Pensémoslo.

Yo, que llevo muy poquitos años con este veneno, siempre me paro a pensar en esos que nacen con el carnaval como canción de cuna. ¿Sí yo me siento así de decepcionada, cómo se sentirán ellos? Ellos que han vivido en vivo y en directo una preliminar de “El Brujo”, una semifinal de “Capricho Andaluz” o una final con “Los Piratas”, “El cielo de Cádiz”, “La familia Pepperoni”, “Los Juancojones”, “Los últimos de Filipinas”, … Eso SI eran finales; eso SI era Carnaval.

No nos dejemos engañar, el Carnaval no evoluciona, se degrada, se estropea, y se convierte en todo menos arte. ¿Dónde vemos hoy unos monjes capuchinos que con su “loco, loco, loquito,loquito,loco” hagan al público estremecerse? ¿dónde están esos pasodobles que te ponen “carnecita de gallina” al escuchar narrar las ilusiones de un embarazo? ¿qué fue de esos finales de popurrí que “te enrollan con serpentinas” y que te hacen sentir un viñero más?.


Y no. No somos los forasteros los que enrarecemos el ambiente en el Falla, pareciendo que se asiste más a un velatorio que a un concurso de agrupaciones carnavalescas. Son esas faltas de ilusión del aficionado que ya conoce todos los pormenores y detalles de las agrupaciones meses antes del concurso; son esas repetidas críticas a la alcaldesa gaditana que quedan muy bien en el repertorio pero que ya, aburren; es el conocimiento de quien entra en la final en diciembre; son esos invitados famosos e ilustres que no han escuchado en su vida una copla de carnaval, pero que abarrotan el Falla el día de la Final, y gratis.

Quiero un Teatro Falla como antaño. Quiero sentir lo que siento al ver videos de hace treinta años. Quiero sorprenderme. Quiero vibrar de la emoción. Y para ello, aficionados, agrupaciones, autores y  miembros del Patronato tenemos que cambiar. Tenemos que mejorar.


Quiero un carnaval de verdad. Esta pantomima ya me está cansando.

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