Y por fin llegó septiembre. Ese septiembre de playas
semivacías, de noches de rebecas, de vuelta al cole, de últimas ferias, de
despedidas, de reencuentros, de nuevas amistades, de exámenes y de vuelta al
trabajo. Y con él llega la vuelta a los ensayos. Toca dar forma a las
agrupaciones de cara al nuevo COAC, y con ello mis nervios. En cinco meses
tendremos nuevas musiquillas que tararear, nuevas letras que aprender, nuevas
coplas favoritas y otra oportunidad de derrotar (siempre con humor y sin
maldad) a nuevas agrupaciones.
Pero estamos en septiembre. Dejemos a febrerillo aparte,
aunque nos cueste. Toca crear. Ahora es cuando los autores enseñan el pasodoble
a su grupo. Ahora es cuando se crea todo, y como aficionada, propongo un
decálogo (los que me conocéis sabéis que soy muy dada a crearlos) para llevar
una buena agrupación al COAC:
1º Escribirás cuando
sientas, y sentirás cuando escribas. No sirve de nada rellenar miles de
folios sí las coplas no salen del alma. El verdadero carnavalero lo percibe a
la primera.
2º La pena da
premios, pero no da gloria. Por desgracia, año tras año el concurso nos
demuestra que las letras de pena son las que puntúan, y que el aficionado, que
no carnavalero, otorga premios en función de cuantas lágrimas derrame. Sin
embargo, la gloria carnavalera se consigue con buenas agrupaciones, y sí no…
Que le pregunten a Paco Alba o Martínez Ares, por ejemplo.
3º El carnaval es
reivindicación. Esta fiesta nació para reclamar a los gobernantes en tiempos
de dictadura los derechos que no podían exigirse siendo un ciudadano de a pie.
Mantengamos la esencia de la fiesta en estos tiempos que corren.
4º No es lo mismo una
letra para dar pena que una letra que emocione. Por ejemplo, “Le dijo el
pito a la caja” de Los Gladiadores de la
Caleta, o “Con fecha del 15 de abril” de Con uñas y dientes a mi me emocionan, pero no crean en mi un
sentimiento de tristeza. Esas son las coplas que me gustan.
5º Los cuplés son
graciosos. Entiendo que cuesta mucho hacer reír, pero los cuplés de relleno
aburren, y mucho. Al menos que lleven intención humorística.
6º El popurrí no son
ocho minutos enlazando palabras. Un popurrí
espectacular es lo que diferencia a una buena agrupación de una
agrupación mediocre. Es el espacio donde el autor puede mezclar tipo con
innovación visual, sonora y literaria. Y hay que aprovecharlo.
7º Las puestas en
escena no pueden superar a la agrupación. Hay ocasiones en los que una
puesta en escena se come a la agrupación, demostrando que música y letra no
están a la altura. “El brujo”, “Los ángeles caídos”, “Entre rejas”, “Las viudas
de los bisabuelos del 55”, por ejemplo, llevaban una puesta en escena tan
simple que demostraron desde el primer momento su grandísima calidad.
8º Los tenores suenan
bonito. No hace falta un juego de voces propio de “Los niños del coro” para
que una agrupación suene bonita. Tan sólo basta con escuchar un buen coro para
comprender que una voz tenor bien afinada y una segunda que aporte profundidad
hacen que una agrupación suene como los ángeles.
9º Marcad con vuestro
sello de identidad vuestra agrupación. No dejaros llevar por la modas que
intentan imponer algunos autores y aficionados del carnaval. Cada cual destaca
por su propio “toque”. No perdedlo jamás.
10º DISFRUTAD
HACIENDO CARNAVAL. Que esto es un hobbie, un modo de vida, un desahogo, una
forma de despejarse y de divertirse. No convertid el carnaval en una
obligación. No debemos olvidar que esto es sólo Carnaval. Y, sí disfrutáis
ustedes (autores y componentes), os aseguro que también lo haremos nosotros.
Hasta aquí mi decálogo de creación de una agrupación. Son
sólo consejos, puntos de vista y observaciones mías. No pretendo imponer mis
pretensiones ni juzgar a los demás. Sólo pretendo colaborar para conseguir un carnaval
mejor de la única forma que sé: escuchando y escribiendo.
Gracias por llegar, septiembre. Empieza el año
carnavalero.
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