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jueves, 13 de febrero de 2014

Mi primera vez por @alvaromera93

Pensaba que no lo diría nunca pero así fue. El sábado tuvo lugar mi primera vez. El sueño que llevaba varios años persiguiendo por fin se cumplió y pude ir a una sesión del Falla.

Pensaba que no lo diría nunca porque no era esta la primera vez que lo intentaba, pero el antiguo método de venta de entradas no me lo permitía. No obstante hace dos semanas tras varias horas de improperios lanzados vilmente contra la ya famosa “cola virtual” por fin pude conseguir entradas para la sesión del día 8. Con todo el follón que armé ni vi el sitio del teatro para el que estaba comprando las entradas. Desde ese día y aun faltando dos semanas ya estaba nervioso.


No se recuerda día con más agua en Cádiz desde la vez aquella que llovió tanto que tuvieron que meter a los animales en un arca, fíjate como fue aquello que hasta le dedicaron una chirigota. No podía pasar por Cádiz sin parar en la Peña Nuestra Andalucía, todo un símbolo del Carnaval, cuna de grandes comparsistas de ayer y hoy como el gran Pepe Silva, con quien tuve el placer de charlar y como no, APRENDER un poco más de la gran fiesta gaditana. Visita obligada para todo aquel carnavalero que pase por Cádiz. Y a todo esto, seguía lloviendo. Mucho. Pero ahí estaba yo, en la cola cantando la presentación de El chaparrón desde las 7 de la tarde.

En mi entrada ponía claramente “palcos 2º- palco 11” pero entre los nervios, las prisas y que se me estaban cayendo los bocadillos que llevaba dentro de la chaqueta, ahí donde vi “palcos”, busqué el 11 y ahí me metí.
Nada más entrar en el palco lo primero que sentí, antes que emoción o sentimiento por estar por fin en el Falla, fue un destello fuerte que me dejó noqueado unos segundos. Cuando al fin abrí los ojos pude vislumbrar la calva de Germán García en el palco de al lado, brillando cual bola de Las pitorrisas con la luz de los focos. El palco contiguo al mío era el de Onda Cádiz. “¿Qué pasa?” “Po’ na, aquí estamos”. Tío de pocas palabras nuestro Germán.

El sitio era inmejorable, a escasos metros del escenario, a poca altura y con la oportunidad única de asistir a una inesperada clase de periodismo por los compañeros de la televisión gaditana, a los cuales hay que elogiarles por el buen trabajo que hacen durante la retransmisión aunque sí que es verdad que no les vendría mal un tercer colaborador... ¡Enrique! ¡Miriam! Soy el que os corrigió cuarenta veces durante el repaso a las agrupaciones, que aquí pa’ lo queráis eh, mi Twitter está en el título del artículo. No soy tan guapo como Enrique pero las dietas salen más baratas que las del Canijo. Yo le dejó ahí.

Pero evidentemente no iba a ser todo tan bonito. Aquel no era nuestro palco y sí el de dos señoritas que con la que estaba cayendo se podrían haber quedado en su casa viendo el Carnaval por Onda Cádiz en la estufa. Pero no. ¿Quién me iba a decir que “palco 2º” se refería a los palcos del segundo piso? Si es que hay que tener maldad… Así que a media hora para el comienzo de la función nos tuvimos que cambiar de sitio. El “palcos 2º- palco 11” podía ser de largo el peor sitio de todo el Falla. Pero yo era feliz, aquello era un sueño. El hecho de que de “Los cuatro reinos” solo viera al de la derecha no me iba a estropear ese día que por seguro no olvidaré nunca. Y qué pedazo coro… No sé si será por la emoción del teatro pero nunca un coro me había hecho sentir lo que el de Nandi. Para mí el mejor que ha pasado hasta ahora por el Concurso. Esa cuarteta con la música del musical de “Los miserables”, del que me declaro fan absoluto, me caló muy hondo…

Llegaba el turno de la gran esperada de la noche. El segundo premio de 2013 sorprendió a los presentes “desnudando” al Falla y sacando a relucir lo que ocurre detrás del escenario con esos Hombres de negro, esos tramoyistas que como monten una comparsa se iban a enterar  más de cuatro lo que sueltan sus gargantas. Y bien que nos enteramos, más de cuatro y más de mil personas que nos encontrábamos allí esa noche. Qué manera de cantar la de este grupo que, aunque ya era una maravilla el año pasado, este año con la incorporación de Toni Piojo y una mejoría considerable en la afinación se han convertido posiblemente en el mejor grupo vocal del Carnaval actual, con permiso del de Martín y el de Juan Carlos. Una pasada de comparsa que seguro que va a pelear por todo este año.

Luego llegó “la mía”. Esa a la que, sin conocer personalmente a los componentes más que de un par de charlas en un par de bolos, yo considero “mi” chirigota, la de Sevilla. La que sin yo haber aportado ni una palabra a las letras de sus coplas reflejan año tras año lo que siento como sevillano amante del Carnaval. Y volvieron a hacerlo. Volvieron a romper una vez más las barreras que por defecto se les imponen a las agrupaciones de fuera de Puerta Tierra y volvieron a enamorar al teatro, que acabó cantando “chirigota, chirigota”. Después de un pasado año complicado, se lo merecían.

La sesión siguió con la comparsa de Pedrera “Habana Music Club”, que aunque a mí no me desagradó algunos la consideran la “Herederos del Levante” de este año, una buena chirigota como “Los rebañaos”, que a pesar de la simpleza de la idea se puede colar en cuartos perfectamente y la chirigota “Este año me retiro”, amén del doblete malagueño de “Los musicantes” y “Los malabares”. Grupos que, sin ser ningún primer premio, a mí me supieron a gloria…

Y tras ellos se cerró el telón. A esas horas de la noche, con la que nos había caído y después de tantas horas levantados, lo agradecimos bastante. Con la bajada del telón llegó el frío al Falla. Los últimos rezagados abandonaron los palcos y el patio de butacas y con ellos ese calorcito que por sí mismo parece emanar el teatro con ese rojo que lo colorea todo. Yo me quedé allí unos minutos más haciéndome las fotos de rigor y disfrutando del encanto del coliseo vacío. Los cantes de las comparsas y los aplausos del público dejaron paso a un silencio solo roto por los murmullos de los periodistas que aún se encontraban en el foso. Hasta así impresiona el gran teatro. Tuvieron que venir a echarnos porque por mí me hubiera quedado allí camuflado cual duende “colorao” esperando hasta la sesión del día siguiente.

Me despedí de aquel lugar como el que lo hace de la casa de un ser querido con la esperanza de volver lo más pronto posible. Aún tengo grabado ese rojo carmesí del telón, esos gritos del público, esas risas, esas voces de las agrupaciones…


Dicen que la primera vez nunca se olvida. Y tanto que no se va a olvidar…

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